04.05.10 - 00:26 -
MANUEL GARRIDO PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN RAMÓN SOTA
MANUEL GARRIDO PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN RAMÓN SOTA
El golf consume mucho agua. El golf es un deporte de señoritos. El golf atenta contra la naturaleza. El golf es caro. El golf . ¡Cuántas tonterías! Estas y otras muchas afirmaciones las suelen hacer gentes que o no han pisado nunca un campo de golf ó se dejan llevar por la demagogia; son afirmaciones gratuitas basadas en tópicos o en casos aislados, ciertamente denunciables, pero que no se corresponden con la realidad general.
Vayamos a uno de esos tópicos mas frecuentes: «el golf consume mucho agua» y apliquemos esta afirmación al caso de Cantabria, que obviamente no será el caso de Murcia oCanarias.
Del Libro Blanco del Golf en Cantabria ( 2008 ), documento realizado por los alumnos de la primera promoción del Master en Gestión y Dirección de Negocios de Golf dirigido por la Fundación Ramón Sota y el Centro universitario Cesine, se puede recoger la siguiente información:
En Cantabria hay actualmente 281 hectáreas dedicadas al golf, de todas ellas tan sólo 80 hectáreas son de regadío (pues hay mucho terreno en un campo de golf que no necesita regarse). Si comparamos estos datos con los obtenidos del último censo agrario disponible (1999), se puede observar que en Cantabria la superficie agraria utilizable regada es de 1.263 hectáreas, es decir, más de quince veces y media la extensión de todas las zonas de regadío de golf juntas.
No obstante, existe un dato aún más significativo sobre el consumo de agua en el golf: un cultivo de secano como la alfalfa requiere al año unos 9.000 m3 de agua por hectárea.; otro como el maíz requiere unos 7.000 m3 de agua por hectárea y año; mientras que un campo de golf de 18 hoyos requiere únicamente 5.000 m3 al año de agua por hectárea. Y todo ello sin tener en cuenta la diferencia abrumadora a favor del golf en lo que respecta a generación de riqueza y de puestos de trabajo. Un simple dato como ejemplo: una explotación ganadera de 70 hectáreas genera dos o tres puestos de trabajo directo, mientras que un campo de golf de 70 hectáreas genera de 20 puestos de trabajo directo. Como puede comprobarse, y sino rebátase con datos contrapuestos, el golf no es ni mucho menos la actividad agraria que mas agua consume.
Pero volviendo al caso de Cantabria, hay que tener muy presente en cualquier valoración objetiva, que nuestra región goza de un régimen de precipitaciones abundante. Sirva como ejemplo la comparación de datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística sobre precipitación media en milímetros del periodo 2002-2006: En Cantabria se recogieron como media 1.070 mm de lluvia, mientras que, por ejemplo, en Madrid en ese mismo periodo, la media de precipitaciones recogida fue de 452 mm. Estas diferencias de más del 50 % representan obviamente un gran ahorro de agua de riego para los campos de golf de Cantabria, los cuales sólo se ven obligados a regar de forma normal en épocas de máximo estiaje.
En las encuestas llevadas a cabo en la elaboración del Libro Blanco del Golf en Cantabria (documento colgado en la página www.fundacionramonsotagolf.com) se recogen otros datos muy interesantes para toda valoración relacionada con el golf y el agua en nuestra región, como es el caso de los sistemas de riego utilizados por los clubes de golf y el reciclaje del agua de riego. Los datos son los siguientes:
El 70 % de los campos de golf de Cantabria tienen sistemas de riego inteligente, con lo que la distribución del agua se puede optimizar regando solamente los lugares de un campo de golf estrictamente necesarios como son el tee, la calle y el green, consiguiéndose así una reducción sustancial del gasto por agua.
El 80 % de los campos de golf en Cantabria obtienen el agua de riego de pozos y embalses
El 30 % de los campos de golf en Cantabria recicla sus aguas de riego para así rentabilizar y disminuir su consumo. Y esta cultura ambiental de reciclaje tiene una tendencia ascendente.
En este Libro Blanco del Golf en Cantabria se analizan otros muchos aspectos tanto socioeconómicos como medio ambientales que sin duda deberían ser objeto de análisis y debate para todos aquellos que quieran hablar de golf con verdadero rigor y olvidar los famosos tópicos tan destructivos como gratuitos..
En un artículo publicado por EL DIARIO MONTAÑÉS el 26 de marzo de 2008 y firmado por Jose Manuel Gutiérrez Serna, director del campo de golf de Nestares y Master en Gestión y Dirección de Negocios de Golf, se aportan una serie de datos que en lo respecta al agua merece destacar. Dice Pepe Serna: «En España los campos de golf representan menos del 1 % de la superficie total de regadío; en concreto el 0,4 % del total. El consumo de agua debido al riego de campos de golf no llega al 0,3 % del total consumido por la agricultura de regadío». Y aporta su experiencia personal: el campo de golf de Nestares tiene una superficie total de 55 hectáreas y sin embargo sólo 16 hectáreas se mantienen con riego artificial.
Aportando esta serie de datos he pretendido demostrar que el agua no es un problema a destacar cuando hablemos de campos de golf en Cantabria. Cierto es que quedará mucho por hacer y mejorar, como en cualquier otra actividad económica en la que intervenga el ser humano, pero es seguro que si el grado de compromiso medioambiental adquirido por el golf en la Declaración Valderrama 1999 sigue creciendo al ritmo actual, por la cual se debe gestionar el golf como un deporte que debe sus orígenes a la Naturaleza, convertiremos al golf, mas pronto que tarde, en el deporte y en la actividad económica de referencia en el cuidado del medio ambiente.
Vayamos a uno de esos tópicos mas frecuentes: «el golf consume mucho agua» y apliquemos esta afirmación al caso de Cantabria, que obviamente no será el caso de Murcia oCanarias.
Del Libro Blanco del Golf en Cantabria ( 2008 ), documento realizado por los alumnos de la primera promoción del Master en Gestión y Dirección de Negocios de Golf dirigido por la Fundación Ramón Sota y el Centro universitario Cesine, se puede recoger la siguiente información:
En Cantabria hay actualmente 281 hectáreas dedicadas al golf, de todas ellas tan sólo 80 hectáreas son de regadío (pues hay mucho terreno en un campo de golf que no necesita regarse). Si comparamos estos datos con los obtenidos del último censo agrario disponible (1999), se puede observar que en Cantabria la superficie agraria utilizable regada es de 1.263 hectáreas, es decir, más de quince veces y media la extensión de todas las zonas de regadío de golf juntas.
No obstante, existe un dato aún más significativo sobre el consumo de agua en el golf: un cultivo de secano como la alfalfa requiere al año unos 9.000 m3 de agua por hectárea.; otro como el maíz requiere unos 7.000 m3 de agua por hectárea y año; mientras que un campo de golf de 18 hoyos requiere únicamente 5.000 m3 al año de agua por hectárea. Y todo ello sin tener en cuenta la diferencia abrumadora a favor del golf en lo que respecta a generación de riqueza y de puestos de trabajo. Un simple dato como ejemplo: una explotación ganadera de 70 hectáreas genera dos o tres puestos de trabajo directo, mientras que un campo de golf de 70 hectáreas genera de 20 puestos de trabajo directo. Como puede comprobarse, y sino rebátase con datos contrapuestos, el golf no es ni mucho menos la actividad agraria que mas agua consume.
Pero volviendo al caso de Cantabria, hay que tener muy presente en cualquier valoración objetiva, que nuestra región goza de un régimen de precipitaciones abundante. Sirva como ejemplo la comparación de datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística sobre precipitación media en milímetros del periodo 2002-2006: En Cantabria se recogieron como media 1.070 mm de lluvia, mientras que, por ejemplo, en Madrid en ese mismo periodo, la media de precipitaciones recogida fue de 452 mm. Estas diferencias de más del 50 % representan obviamente un gran ahorro de agua de riego para los campos de golf de Cantabria, los cuales sólo se ven obligados a regar de forma normal en épocas de máximo estiaje.
En las encuestas llevadas a cabo en la elaboración del Libro Blanco del Golf en Cantabria (documento colgado en la página www.fundacionramonsotagolf.com) se recogen otros datos muy interesantes para toda valoración relacionada con el golf y el agua en nuestra región, como es el caso de los sistemas de riego utilizados por los clubes de golf y el reciclaje del agua de riego. Los datos son los siguientes:
El 70 % de los campos de golf de Cantabria tienen sistemas de riego inteligente, con lo que la distribución del agua se puede optimizar regando solamente los lugares de un campo de golf estrictamente necesarios como son el tee, la calle y el green, consiguiéndose así una reducción sustancial del gasto por agua.
El 80 % de los campos de golf en Cantabria obtienen el agua de riego de pozos y embalses
El 30 % de los campos de golf en Cantabria recicla sus aguas de riego para así rentabilizar y disminuir su consumo. Y esta cultura ambiental de reciclaje tiene una tendencia ascendente.
En este Libro Blanco del Golf en Cantabria se analizan otros muchos aspectos tanto socioeconómicos como medio ambientales que sin duda deberían ser objeto de análisis y debate para todos aquellos que quieran hablar de golf con verdadero rigor y olvidar los famosos tópicos tan destructivos como gratuitos..
En un artículo publicado por EL DIARIO MONTAÑÉS el 26 de marzo de 2008 y firmado por Jose Manuel Gutiérrez Serna, director del campo de golf de Nestares y Master en Gestión y Dirección de Negocios de Golf, se aportan una serie de datos que en lo respecta al agua merece destacar. Dice Pepe Serna: «En España los campos de golf representan menos del 1 % de la superficie total de regadío; en concreto el 0,4 % del total. El consumo de agua debido al riego de campos de golf no llega al 0,3 % del total consumido por la agricultura de regadío». Y aporta su experiencia personal: el campo de golf de Nestares tiene una superficie total de 55 hectáreas y sin embargo sólo 16 hectáreas se mantienen con riego artificial.
Aportando esta serie de datos he pretendido demostrar que el agua no es un problema a destacar cuando hablemos de campos de golf en Cantabria. Cierto es que quedará mucho por hacer y mejorar, como en cualquier otra actividad económica en la que intervenga el ser humano, pero es seguro que si el grado de compromiso medioambiental adquirido por el golf en la Declaración Valderrama 1999 sigue creciendo al ritmo actual, por la cual se debe gestionar el golf como un deporte que debe sus orígenes a la Naturaleza, convertiremos al golf, mas pronto que tarde, en el deporte y en la actividad económica de referencia en el cuidado del medio ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario